17 Sep Mis ilusiones por cantar en un coro
Las razones para cantar en un coro pueden ser infinitas, pero algunas de ellas pueden determinar muchos cambios en nuestra vida.
En mi caso cantar en un coro fue casual, se creó un coro en mi pueblo, mi madre quería ir y ante la imposibilidad de dejarme cómodamente en casa porque yo solo tenía 8 años, decidió que lo que iba a hacer era llevarme a cantar con ella.
Otros 5 padres tomaron la misma decisión, y desde entonces, todos aquellos niños de coro seguimos enganchados, algunos dedicados a la música profesionalmente, varios de ellos son directores de coro a día de hoy, otros solo por placer y en mi caso emprendiendo dentro del mundo coral con Singerhood, pero, curiosamente, de un modo u otro todos continuamos.
5 razones (más objetivas) para cantar en un coro
- Mejora tus habilidades matemáticas: puedo decir que cantar en un coro me ayudó a entender las fracciones mucho antes que a ninguno de mis compañeros, y a no comprender por qué se empeñaban en dibujar tartas y más tartas en la pizarra, con lo fácil que era explicarlo con redondas, blancas, negras y corcheas…
- Incrementa tu felicidad: de manera inevitable, no es algo controlable, es una cuestión de endorfinas. Solo alguien que haya cantado en un coro puede explicar lo que es llegar al ensayo después de un día de trabajo de esos feos feos, y salir con sensación de liberación y felicidad al terminar.
- Mejora tu salud: dicen los expertos que los ejercicios de respiración y técnica vocal benefician la oxigenación y el riego sanguíneo. Sin mencionar los beneficios de aprendizaje para aquellas personas que utilizan diariamente su voz en el trabajo.
- Fortalece tus músculos: tanto Pilates, tanto Pilates, un ensayo de 3 horitas y ya te digo yo si trabajas los abdominales.
- Crea amistades, para siempre: que si, que esto es personal, que uno puede ser menos amigable que otro, pero… el coro crea familia. Cantar solo no es lo mismo que cantar en un coro, conseguir que la unión de todos trabajando por un objetivo artístico se convierta en algo artístico de verdad, une… y mucho.
Así que, solo puedo dar las gracias, a todos los directores que me han enseñado y a todos los coralistas con los que he compartido mi vida, y ahora, a mi familia magerita, sin la que no sabría vivir (o viviría peor).
Zara Codeseira